Mis inicios...
Como toda historia, la mía con el punto de cruz también tiene un principio, así que…allá vamos 🙂
Mi aterrizaje en el punto de cruz fue algo casual, si leísteis la página “Sobre mi”, ya sabréis que me inicié en el mundillo de los hilos cruzados cuando siendo aún una niña mi madre y sus amigas del pueblo decidieron organizar una especia de “taller” semanal para enseñarse unas a otras y compartir esquemas, tiempo, risas y anécdotas. Así que todos los sábados por la tarde se reunían, cada semana en la casa de una, y a coser y a compartir tiempo.
Yo sentí curiosidad por todo lo que ellas creaban y pedí a mi madre buscar algo facilillo para mí. Y así fué, recortamos un mini cachito de tela y allí empecé yo con unas cenefitas, tan fáciles como horribles, todo hay que decirlo..jiji
Tras esto, vinieron un par de kits de “petipua”, o también conocido como medio punto. Hice unos cerditos, otro de los dálmatas y seguro que alguno más que ahora no recuerdo… Recuerdo especialmente los animales porque mirad a donde iba mi imaginación: mis padres tienen una tienda de alimentación y complementos para animales, pues yo veía claramente lo bien que podían quedar mis cuadros de medio punto encima de las estanterías de los complementos que tuvieran para el animal del cuadro en cuestión. Vamos, que yo tenía en la cabeza hacer kits de petipua de todos los animales posibles para llenar su tienda de cuadros, que bajo mi punto de vista facilitaría a ellos y a los clientes encontrar las cosas…jijij Como era de esperar, esos cuadros no llegaron ni a la tienda ni a ninguna parte, a día de hoy están cuidadosamente hechos doblados dentro de un costurero.
Después de mucha práctica en mis cenefas, los kits y alguna que otra prueba, llegó la ansiada «primera labor de verdad«- Y os preguntareis qué gran obra fue mi primera, verdad? Tranquilos no es tan sorprendente, ni grandiosa, ni mucho menos… Me sumergí en el «apasionante» mundillo de los paños de cocina. Teníamos paños que tenía tela aida en los dos extremos, así que buscamos series de dibujos que estuvieran relacionados (solo encontramos 6, asique vereis que hay uno de los diseños que desentona un poco, pero era lo que había..jeje), un abecedario no muy feo, y manos a la obra.
Resultado: 7 paños de cocina (uno para cada día de la semana) con motivos frutales en uno de los lados y el correspondiente día de la semana al otro lado. Aquí la muestra:
Que os parecen? Para ser la primera labor no se ve tan mal, o qué?
Está claro que no es la labor de mi vida, ni los paños de cocina más bonitos del universo, pero para mi son especiales por ser los primeros. Desde esa vinieron más, más paños y muchas y variadas labores…pronto os contaré el proceso de alguna o varias de ellas. Pero si queréis ver cosillas que he hecho, visitar la zona de “mis creaciones” y por supuesto comentadme que os parecen y si os gustan. Además quiero saber cuáles fueron vuestras primeras labores y si las guardáis con cariño como yo con la mía!